Este sabado pasado concluí la primera etapa de este viaje, llegar a Campo Grande, en Mato Grosso do Sul.

Este viaje tenía una escala en Brasilia de cerca de 7 horas. Más de 24 horas de viaje, ¡¡¡uffff…!!!

Pero me gusta mirar las contrariedades de forma positiva: Igual me da tiempo para acercarme hasta la ciudad y ver en vivo esas imágenes que desde pequeño me han llamado tanto la atención.

Tras ir completando los pequeños episodios de la aduana y la pelea con los cajeros automáticos, (que no me querían devolver mi dinero), me acerco a la oficina de turismo del aeropuerto, donde me informan que el “onibus executivo” llega hasta el centro y tiene un recorrido que va pasando por todos los puntos emblemáticos y vuelve al aeropuerto cada 30 minutos.

Pero ese sabado, y toda esta semana, no accede al “eje monumental”, porque se conmemora el 53 aniversario de la ciudad, fundada el 21 de abril de 1960.

No pasa nada. Iremos andando.

Monto en el “onibus”, que sale con una puntualidad impresionante y hace el trayecto con su único pasajero en escasos 20 minutos. El recorrido me traslada tambien a mis tiempos de universidad y recuerdo todo lo que estudiamos sobre la Carta de Atenas (1933), que se muestra en todo su esplendor en esta ciudad.

Recuerdo que en lo que se refiere a la ciudad establece el concepto de zonificación, tan usado después, que separa los usos y necesidades de la ciudad moderna: Habitar, Circular, Trabajar y Recrear.

La estación de autobuses adonde llego está abarrotada, y el shopping cercano también, rebosando de personas, comprando algunas, pero la mayoría paseando y pasando el tiempo.

Además compruebo que me perdí la vista espectacular del eje con sus edificios ordenados a ambos lados y la plaza de los tres poderes al fondo pero tengo una ocasión única de ver esta ciudad y estos espacios con un uso diferente del habitual.

En la campa central de la avenida se han ubicado escenarios y hay gente paseando y disfrutando de la vida.

Pero salvo en los espacios destinados a las actuaciones, el resto de la explanada está casi vacía, con algún que otro turista nacional y foráneo.

Contrasta con el gentío que justo antes había observado en el centro comercial.

Efectivamente, la ciudad “moderna”, con su separación de funciones ha conseguido precisamente esto, separar las funciones, pero ha perdido su sentido de acoger vida, sobre todo en los aspectos más cotidianos.

El eje monumental adquiere entonces un valor muy distinto y que tiene muchas mas relación con lo simbólico. Comprendo que es la representación de la sede del estado de un país federal, en que el elemento más importante es la plaza de los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, que es acompañada por los edificios que albergan los ministerios.

Todo con una belleza y un orden realmente impresionante.

Incluso la catedral, tan importante en este país, se sitúa en una posición lateral, y en una situación mucho menos predominante que en otras culturas que conocemos.

Y lo simbólico es muy importante para la sociedad.

¿Verdad?

Este sábado passado concluí a primeira etapa desta viagem, chegar a Campo Grande, em Mato Grosso do Sul.

Esta viagem tinha uma escala em Brasília de cerca de 7 horas. Mais de 24 horas de viagem, uffff…!!!

Mas gosto de olhar as contrariedades de forma positiva: Igual dá-me tempo para acercar até a cidade e ver ao vivo essas imagens que desde pequeno me chamaram tanto a atenção.

Depois de ir completando os pequenos episódios da aduana e briga-a com os caixas automáticos, (que não me queriam devolver meu dinheiro), me acerco ao escritório de turismo do aeroporto, onde me informam que o «ônibus executivo» chega até o centro e tem um percurso que vai passando por todos os pontos emblemáticos e volta ao aeroporto a cada 30 minutos.

Mas esse sábado, e toda esta semana, não acede ao «eixo monumental», porque se comemora o 53 aniversário da cidade, fundada o 21 de abril de 1960.

Não passa nada. Vou andando.

Monto no «ônibus», que sai com uma pontualidade impressionante e faz o trajeto com seu único passageiro em escassos 20 minutos. O percurso translada-me também a meus tempos de universidade e lembrança todo o que estudamos sobre a Carta de Atenas (1933), que se mostra em todo seu esplendor nesta cidade.

Lembrança que no que se refere à cidade estabelece o conceito de zonificação, tão usado depois, que separa os usos e necessidades da cidade moderna: Habitar, Circular, Trabalhar e Recrear.

A estação de ônibus onde chego está abarrotada, e o shopping próximo também, transbordando de pessoas, comprando algumas, mas a maioria passeando e passando o tempo.

Ademais comprovo que me perdi a vista espetacular do eixo com seus edifícios ordenados a ambos lados e a praça dos três poderes ao fundo mas tenho uma ocasião única de ver esta cidade e estes espaços com um uso diferente do habitual.

Na explanada central da avenida localizaram-se palcos e há gente passeando e desfrutando da vida.

Mas salvo nos espaços destinados às atuações, o resto da explanada está quase vazia, com algum que outro turista nacional e forâneo.

Contrasta com o gentio que justo dantes tinha observado no shopping.

Efetivamente, a cidade «moderna», com sua separação de funções tem conseguido precisamente isto, separar as funções, mas tem perdido seu sentido de acolher vida, sobretudo nos aspectos mais quotidianos.

O eixo monumental adquire então um valor muito diferente e que tem muitas mas relação com o simbólico. Compreendo que é a representação da sede do estado de um país federal, em que o elemento mais importante é a praça dos três poderes, executivo, legislativo e judicial, que é acompanhada pelos edifícios que albergam os ministérios.

Tudo com uma beleza e uma ordem realmente impressionante.

Inclusive a catedral, tão importante neste país, situa-se em uma posição lateral, e em uma situação muito menos predominante que em outras culturas que conhecemos.

E o simbólico é muito importante para a sociedade.

Não é?

Aitor Sarria