La Comisión Europea hizo público el 22 de enero su plan para confrontar el cambio climático en los próximos 16 años.
Este compromiso pretende impulsar un crecimiento económico limpio e inspirar a otros países y gobiernos a ser ambiciosos en sus objetivos climáticos.
Sus objetivos son:
- garantizar energía asequible para todos
- asegurar el suministro de energía en Europa
- reducir la dependencia de las importaciones de combustibles
- crear nuevas oportunidades de crecimiento y trabajo.
Para ello establece unos metas que se apoyan en la reducción de emisiones de CO2 y la utilización de energías renovables.
La propuesta ha sido publicada en la página web de la Comisión Europea.
En esta propuesta, aprobada por la Comisión Europea, se ha establecido la meta de reducir un 40% las emisiones de CO2 para el año 2030, teniendo como referencia los índices del año 1990. Para alcanzar este nivel general del 40%, los sectores incluidos en el EU emissions trading system (EU ETS) deberán reducir sus emisiones un 43% (respecto al año 2005). En cambio, los sectores no incluidos en ese tratado, deberán reducir sus emisiones un 30%. Todas estas metas deberán ser alcanzadas equitativamente por todos los estados miembro.
Las metas planteadas son así mismo un paso previo a las ya determinadas para el año 2050, y que establecen una reducción del 80% en las emisiones.
La otra parte de la propuesta se basa en las energías renovables. Se establece que el 27% del consumo energético de toda Europa, deberá proceder de energías renovables para el año 2030. En este caso la obligación del cumplimiento se define para el conjunto de Europa, al contrario de la referente a las emisiones de CO2. El objetivo europeo no se traslada a los estados, por lo que cada estado miembro tendrá flexibilidad para adaptar el sistema energético.
Este aspecto está sin definir y por lo tanto es más difícil de prever si cambiarán las políticas estatales respecto a las energías renovables. Cada estado tiene sus objetivos puestos en intereses diferentes y deberán ponerse de acuerdo en el modo práctico de asegurar el cumplimiento del objetivo común.
Existe una tercera parte para la que aún no se han realizado propuestas, que es la eficiencia energética. La intención de la comisión es revisar la normativa vigente antes de realizar cambios o ampliar objetivos.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha calificado las metas como una propuesta ambiciosa ejemplarizante, mientras que otras voces representantes de grupos medioambientalistas las califican de lo contrario.
En cualquier caso, esta es la propuesta de la Comisión Europea, que el Parlamento Europeo y los Estados Miembro deben avalar. El primer paso de estos dos se celebró el pasado 5 de febrero cuando el Parlamento Europeo votó en relación a esta propuesta cambiando los términos a los que hacía referencia. Votaron a favor de unos requisitos más estrictos estableciendo límites para cada estado respecto a la emisión de gases de efecto invernadero, consumo de energías renovables y eficiencia energética. El Parlamento Europeo estableció tres objetivos: reducir un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero (respecto a 1990), un consumo mínimo de 30% de energía renovable del total de energía consumida y una mejora del 40% en la eficiencia energética.
El segundo paso está pendiente de celebrarse este mes de marzo para decidir si están a favor de la propuesta de la Comisión Europea o la de la decisión tomada por el Parlamento Europeo.
Si los objetivos que se habían establecido para el año 2020 parecían parte de una tendencia pasajera, es hora de actualizarse y ver cómo vamos a llegar a los objetivos que se están planteando para el 2030.
Europa quiere definir una nueva política climática y energética a largo plazo que avanza hacia un crecimiento con menos emisiones de CO2.
Es importante aprovechar este periodo de desarrollo en el que aún se pueden definir las metas para no dejar de lado la propuesta referente a la eficiencia energética.
Pilar Saiz Coria
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